Título: Gilead
Autora: Marylinne Robinson
Editorial: Galaxia Gutenberg / Círculo de lectores
Número de páginas: 278
Año de la primera edición del original: 2004
Lugar de la publicación: Barcelona (España)
Lengua: castellano
Tema: importancia de disfrutar de la belleza del mundo que nos rodea y de apreciar las pequeñas maravillas.
Reseña: el pastor protestante John Ames, hijo y nieto de predicadores, habrá muerto cuando su hijo de siete años abra la larga carta que ahora está escribiendo. Estamos en 1956, John tiene 76 años y siente que el final está cerca. Está casado con la actual señora Ames, mucho más joven que él. La mujer había sufrido mucho, aunque nunca llegamos a conocer su verdadera historia. El pastor se enamoró de ella y en ella ha encontrado consuelo y apoyo. Ahora parecen ser felices. El anciano es consciente de que el hijo de siete años nunca conocerá su historia. El protagonista acepta la certeza de una muerte próxima pero mantiene la esperanza de alargar su tiempo en el mundo por el amor que siente hacia su familia. Y así, en Gilead (Iowa), Ames empieza a escribir una especie de testamento, la historia de su familia.
Escribe el diario -el libro- para su hijo. Es una carta de amor del padre a un hijo, al cual no verá crecer. Escribe sobre la memoria de la familia: sobre su abuelo, un hombre involucrado en las luchas contra la esclavitud, o sobre el pacifismo de su padre durante la Guerra Civil americana. Y sobre su propia vida, la del pastor John Ames, una vida aislada, tranquila (si se excluyen los numerosos sermones dominicales) y prácticamente sin incidentes, muy diferente de la de su abuelo, el profeta visionario, abolicionista feroz, defensor de la lucha armada contra la esclavitud, y también diferente de la del padre, convencido pacifista cuáquero.
Una vida, la del pastor John Ames, en soledad y oración, dedicada a la lectura de la Biblia y a escuchar los partidos de béisbol en la radio. Existencia que ha sido iluminada en la vejez por el amor de su actual mujer, que apareció de la nada como un ángel, y cuyo enamoramiento mutuo nos es contado como si de dos adolescentes se tratara. Una de las características dominantes del protagonista es la gratitud a Dios por este consuelo inesperado en la etapa final de su vida.
Lo que más me ha gustado: hemos dicho que una de las pocas diversiones del pastor John Ames es escuchar los partidos de béisbol en la radio. En efecto, aparecen en Gilead algunas referencias a la radio, que permiten atisbar el papel que jugaba en la vida del reverendo y quizás en la de toda la comunidad de la aldea. Ames lo escucha a oscuras, en la penumbra mientras come, escucha una canción y se atreve a moverse un poco al ritmo de la melodía, a pesar de su edad y lo mismo hace cuando suena un vals. Otras veces escucha la radio mientras lee algún libro viejo y “el viento sopla y la casa cruje”. O cuando la escucha con su inseparable amigo Boughton, padre, y este último ríe entre dientes por lo que está oyendo
En un momento dado, los fieles le regalan una televisión para que siga los partidos de béisbol, y él asegura que así lo hará. El gusto del reverendo por la radio no es obstáculo para que se queje también, en un determinado momento, de que esta siembra un mar de confusión en cuanto a la teología: “Pasas cuarenta años enseñando a la gente a cobrar conciencia de la realidad del misterio y entonces llega un individuo cualquiera, sin más conocimientos teológicos de los que pueda tener un conejo, se hace con un ministerio por la radio y todo tu trabajo cae en el olvido”. Menos mal que la televisión es peor, asegura el reverendo. En fin, todo no son bondades para la radio… Del comentario del reverendo sobre la teología, podemos extraer la conclusión de la gran influencia que ejercía la radio sobre esta comunidad norteamericana, en este momento de la historia.
Lo que menos me ha gustado: La autora no evita caer, casi obligatoriamente, en largas disquisiciones religiosas más propias de un ensayo filosófico que de una novela. Supongo que es el tributo que hay que pagar cuando uno se encuentra con una novela profunda.
Mi valoración personal: Gilead es una novela tranquila, sin estridencias, pausada, que transcurre lentamente entre pequeñas historias y otras mucho más impactantes. No se echa de menos nada, ni más rapidez ni personajes más trepidantes. Si usted buscaba una novela de acción, esta no es la suya. Hay que reconocer a la autora un estilo humilde, que es exactamente lo contrario del virtuosismo vacío de muchos escritores que son muy populares hoy en día.
Probablemente no sabrán ustedes que Gilead era una de las novelas preferidas de Barack Obama, según constaba en las preferencias literarias de su perfil de Facebook. Tampoco esto tiene por qué implicar nada, está claro. Gilead mereció el premio Pulitzer 2005 y el National Book Critic Circles Award y dicen que ha consolidado a Marilynne Robinson, su autora, como una de las narradoras más imponentes y de mayor calidad de la actual narrativa norteamericana. No esperan una novela que recordarán durante años, pero léanla.


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